sábado, 2 de abril de 2011

Estefanía Molina invita a "no tener miedo a llamar a la puerta" de las Cofradías

Como una más de las muchas jóvenes que cada año visten su túnica o trabajan alrededor de las cofradías trazó Estefanía Molina Nevado su disertación de anoche en el Real Círculo de la Amistad. El XVI Pregón de la Juventud fue un texto emotivo y personal lleno de vivencias, que la pregonera, la primera en la historia de esta cita, comenzó situándose en la soledad de la capilla. «Hoy es un día cualquiera en mi vida y me hallo inmersa en la soledad de su capilla, una soledad que tranquiliza, que no impone, sino que que me ayuda y me cobija. Tengo un cúmulo de sentimientos, que con palabras no puedo expresar, pero que sin embargo sé que conocéis perfectamente. Señor, he llegado, aquí estoy. Estas palabras son más que suficientes, no hace falta más, pues ya saben quién acaba de presentarse ante ellos», comenzó.
Dispuestos a recibir
Fue un texto dicho para los jóvenes y a ellos se dirigió también al comienzo. Les pidió que estén «dispuestos a recibir todo lo que nos puede ser entregado, armaos de humildad para saber aceptar las decisiones de quienes por experiencia saben más y sabed que algún día seréis vosotros los que lidiarán con una juventud, que quiere pisar fuerte y que tiene ansias de escalar, una ambición que si se viste de buenas intenciones será bien recibida por todos». No en vano, comenzó preguntándosé qué es ser joven y admitiendo que no había encontrado todavía la respuesta a esta incógnita.
Desgranó sus primeros años en su cofradía del Huerto y su rito anual camino de San Francisco con la túnica puesta y recordó lo vivido junto a sus padres y su hermana en cada Semana Santa en varios momentos de su relato.
A su hermandad y a todos sus titulares dedicó las palabras más emocionantes, en especial a María Santísima de la Candelaria, «Virgen de infinita bondad». «Cuántas noches de llantos me has aguantado Madre, cuántas veces me habré metido en mi cama con una foto tuya pidiéndote e implorándote que me ayudaras cuando más lo necesitaba… Tú, Candelaria para mi, Soledad, Amor, Mayor Dolor, Trinidad o cualquiera de las advocaciones de nuestra bendita madre para vosotros, me has acompañado en todos los momentos de mi vida y cuando digo todos son todos, los buenos y los malos», afirmó cuando recordó su primera estación de penitencia cubierta junto al paso de palio de su titular.
Rememoró todos los momentos de su estación de penitencia y con ello habló de las hermandades del Domingo de Ramos y siguió por todas las demás como si lo estuviera haciendo recorriendo las calles de Córdoba en Semana Santa. Recordó a su abuela al referirse a la hermandad del Prendimiento y fue hablando, una por una, de todas las hermandades cordobesas y de las parajes de la ciudad que elige para acercarse a ellas.
Al terminar no quiso dejar pasar la oportunidad de referirse a la Jornada Mundial de la Juventud ni al día 19 de febrero, cuando se celebró un anticipo en Córdoba donde los jóvenes cofrades dejaron constancia de su presencia.
En un pregón dirigido a los jóvenes, no podía faltar la despedida: «Tropezad cuantas veces hagan falta para que llegue el día en el que al levantarte mires a la piedra que te hizo caer y sepas distinguirla bien y apartarla del camino».

FUENTE : ABC CÓRDOBA

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