La Estación de penitencia es el acto más específico de culto realizado por la Hermandad y Cofradía". Así reza el tenor literal de las Reglas de la Hermandad del Cristo del Amor en su capítulo dedicado a la celebración de la estación de penitencia. Verdaderamente, la salida procesional tiene el valor de una paraliturgia, un ejercicio piadoso por el que se han caracterizado las cofradías y hermandades desde sus más lejanos y remotos orígenes.
En la Real Hermandad del Amor, el Domingo de Ramos, es decir, el día que celebramos nuestra estación de penitencia, es un día grande, donde se entremezclan un sinfín de emociones y sentimientos. Desde el año 2000, nuestra cofradía encontró en la entrada a la Catedral el verdadero sentido de hacer estación, de sentirnos Iglesia, convirtiendo nuestra procesión dominical en un participado acto religioso.
El tránsito de nuestras sagradas imágenes por las naves catedralicias, acompañadas por un nutrido cortejo de hermanos nazarenos que siguen la cruz de guía, nos traslada al sentido último de nuestra existencia, aquel que busca la verdad por el camino de la penitencia. El acto ante la Santa Cruz y la meditación espiritual que dirige nuestro consiliario, cargan de unción e intimidad dicho acto.
La procesión continúa y los hermanos son conscientes de su compromiso como cristianos. Llevamos a Cristo en un primer anuncio que debe tener después un desarrollo formativo y celebrativo. Este es el trabajo que nos toca. La procesión es un medio para alcanzar el objetivo: el perfeccionaminto espiritual de los hermanos.
FUENTE: DIARIO CÓRDOBA
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