martes, 2 de abril de 2013

RECUERDOS DEL VIERNES SANTO





RECUERDOS DEL VIERNES SANTO
 
El Domingo pasado, tras dar por acabada esta Semana Santa que parece haberse escapado de nuestras manos, hablaba con una amiga y le decía: Lo que viví el Viernes Santo en San Pablo fue uno de los momentos más bonitos de mi vida.
La verdad, no voy a engañaros, deseaba realizar la Estación de Penitencia profundamente, pero estos Viernes Santos son iguales o más mágicos.  Porque cómo explicar lo que sentí al ver a nuestros Titulares preparados para caminar por Córdoba; cómo explicar la emoción de llorar junto a tus hermanos; cómo explicar la unión de una cuadrilla si nunca estuviste con la del Señor de Expiración.
Nunca olvidaré el momento en el que entré a San Pablo, agrandado tras el discurso de nuestro capataz, Ángel. Entré en silencio, con la cabeza bien alta, llevando como trofeo el costal en mi mano derecha y el escudo de Expiración sobre el corazón. Caminé hasta los Titulares recordando todas las noches que había pasado allí trabajando, trabajando junto a mis amigos. Di la vuelta sobre una de las columnas y lo vi…vi a mis hermanos con la mirada puesta en el Señor de San Pablo, vi a una cuadrilla que estallaba en rabia, vi a mis amigos junto a mí. Cómo olvidar a Juan Moreno echándose a llorar sobre mi hombro; cómo olvidar a Juan José Primo reclamándome un abrazo entre lágrimas; cómo olvidar las caras de Juan Antonio Hernández, Enrique, Antonio Márquez, Rafa Ayuso, Antonio Murillo, Adrián Priego; cómo olvidar a Alejandro Bustos y José Ignacio Jara tratando de consolarme; cómo olvidar la actitud de un cuerpo de capataces, que con fingida entereza (en mi opinión), seguía cuidando de su cuadrilla; cómo olvidar las voces unísonas y quebradas del rezo del Rosario; cómo olvidar el momento en el que, en mitad del rezo, comenzó a sonar Expirando en tu Rosario en el móvil de un costalero…No se puede olvidar todo esto.
Fue el momento en el que estallaron las ilusiones de esta cuadrilla, el momento en el que el buen trabajo realizado por capataces y costaleros se vio reflejado, una unión inquebrantable que se presentaba a los pies del Señor. Fue el momento en el que todos los recuerdos y vivencias compartidas se hicieron presentes en San Pablo. Miraba a mi alrededor y en cada rincón veía una anécdota, una pareja de mis hermanos haciéndose la ropa, noches de montaje de pasos, compromiso, esfuerzo, ilusión, Hermandad.
Nunca podré olvidar el momento que rompí a llorar junto a mis hermanos, dejando escapar todas las emociones guardadas, llorar, llorar con tus hermanos. Nunca podré olvidar la frase que susurré al oído de un Juan Moreno desolado: “El año que viene será, no olvides que la Hermandad son 365 días al año, esto sólo es un suplemento. Además, para nosotros quedan las noches entre amigos.” Y esa última frase resume el espíritu de esta cuadrilla y de esta Hermandad, para nosotros quedan las noches entre amigos.


Eduardo Capdevila
Hermano costalero de la Expiración

1 comentario:

  1. Como dijo un gran pregonero -Yo me quedo con la vísperas a nuestra semana Mayor-, porque al final es lo único que en verdad nos queda, a todo ese trabajo conjunto durante todo el año de los hermanos de una hermandad. Como bien ha dicho nuestro amigo Capdevila, primero ante todo somos hermanos y el día de salida de nuestros titulares seremos cofrades, pero primero somos hermandad!!!!,aunque haya gente ignorante a este mundillo que piensen que en lo más profundo de nuestras instituciones, nada más que somos cofradías en la calle, y no existe tal vinculo interpersonal con tan magnifica humildad.
    Gracias amigo Eduardo por recordarnos la gran finalidad que llevan estas instituciones por bandera, un abrazo en María Stma. de un fiel compañero de la trabajadera de la vida.

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