NAZARENO
¿No se dan cuenta? ¿No lo notan? ¿No ven que, salvo excepciones, disminuyen las filas de nazarenos en nuestras cofradías? Es una lástima, pero es así, cada vez son menos los nazarenos que forman nuestros cortejos. Como en todo, hay excepciones, hay hermandades que aumentan el número de nazarenos pero son muy pocas las que lo consiguen.
Con el paso de los años, se ha
reducido la nómina de nazarenos en nuestra Semana Santa, y yo me pregunto: ¿La
culpa es de las propias hermandades? ¿No hay suficiente tradición religiosa
para que Córdoba vista la túnica nazarena? ¿Esta reducción de nazarenos es
simplemente consecuencia de la crisis económica que vive nuestra sociedad?
Podemos hacernos miles de preguntas y todas, según la persona, pueden tener miles de respuestas.
Desde mi humilde opinión, creo
que la crisis económica está provocando este hecho, pero creo también que los
cofrades tenemos parte de culpa. Actualmente, en contraposición a la reducción
de nazarenos hay un aumento de costaleros, y por una parte, esto es una buena
noticia porque ha habido muchas dificultades para encontrar costaleros y ahora
hay una gran cantidad, pero por otro lado, es una pena porque el eje
fundamental de una cofradía es la figura del NAZARENO, esa persona anónima que
cada Semana Santa, a la luz de un simple cirio, acompaña a sus Sagrados
Titulares para cumplir la Estación de Penitencia. Tenemos que valorar al
NAZARENO, ya que gracias a esta figura existen las cofradías, ¿se imaginan una
procesión sin nazarenos? Yo no, y es tan simple como que el NAZARENO es la
figura más antigua y más representativa de la Semana Santa, aparte, también es
la financiación, a través del pago de la papeleta de sitio, para que la
cofradía salga a la calle.
Vestir la túnica nazarena es sagrado,
no es el mero hecho de ponerse una prenda de tela y dar una vuelta por las
calles de Córdoba sin que te vean la cara, ¡NO!. Ponerse la túnica nazarena es
algo inexplicable, es el vínculo con Dios, es el factor clave para cumplir la
Estación de Penitencia, es sentimiento y fe.
A nivel personal, soy nazareno
y costalero, y cada posición tiene lo suyo, porque es un sentimiento
inexplicable, pero pregunto, ¿cuántas veces le decimos a los amigos “vente a mi
hermandad a salir de nazareno”? Sin embargo, ¿cuántas veces escuchamos “vente a
mi hermandad a salir de costalero”? Tenemos que dar testimonio de que salir de
nazareno es único, es una experiencia increíble, que de cara al exterior no hay
ningún protagonismo, pero de cara a nuestra fe y a Dios, es el mayor
sentimiento de acercamiento a Cristo.
Tenemos que animar a nuestros
seres queridos y a nuestros amigos cercanos, a que vistan la túnica nazarena.
Estoy seguro de que hay mucha gente cristiana que quiere pero no sabe cómo
hacerlo, y nosotros tenemos que mostrarles el camino de nuestra Hermandad o de
la Hermandad donde se encuentre su devoción.
La Semana Santa es nuestra y
tenemos que cuidarla para que generación tras generación sigamos realizando
catequesis de nuestra fe por las calles de Córdoba. La mejor manera de mantener
esa tradición es que las filas de nazarenos inunden nuestros cortejos y la luz
de los cirios iluminen nuestro camino.
Juan Moreno Guerra
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